Titulo: La casa maldita
Autora: Barbara Wood
Editorial: Debols!llo
Año de publicación: 1978
Número de páginas: 346
I.S.B.N: 84-9793-715-5
Tras la muerte de su madre, Leyla recibe la invitación de la familia de su padre a volver a la mansión familiar, Pemberton Hurst. Con muchas dudas y reservas viaja hasta allí, pues solo sabe que pasó en aquella casa los primeros cinco años de su vida, y que quedó traumatizada por algo horrible que presenció. Sus familiares la reciben, la saludan y la observan, pero no le dan realmente la bienvenida. Cuando Leyla empieza a hurgar en el pasado, solo topa con desconfianza apenas disimulada y un obstinado silencio.Con la oposición de su familia intenta descubrir la verdad y dar respuesta a sus muchas preguntas: ¿recae en su familia realmente una maldición, como afirman muchos vecinos del lugar? ¿Por qué sus primos nunca se han casado? ¿De verdad debe resignarse a una vida sin amor?Con valentía Leyla Pemberton lucha por recuperar sus recuerdos. Intuye que el retorno al pasado encierra un terrible secreto pero también la posibilidad de un gran amor.
Desde que recuerdo, este libro
siempre ha tenido un hueco en la estantería de casa. Está al lado de otros títulos
de la autora. Por alguna razón, no había llamado mi atención. Hasta ahora. He
de decir, que la portada ya tiene algo que logra atraparte, quizás es el titulo
o quizás la mansión que hay en ella. No lo sé, pero las historias que tienen
que ver con viejas casa y un legado familiar son las que logran atraparme de
tal manera que, parece que estoy ahí, junto con los demás personajes del libro.
El libro está narrado bajo los
ojos de Leyla, una joven de veinticinco años que, tras morir su madre, decide
regresar a la vieja casa familiar donde residen sus parientes. Parientes que no
ve en los últimos veinte años. No tiene recuerdos de ellos ni sabe sus nombres
ni cómo era la relación que tenían. En lo que refiere a sus primeros cinco años
de vida, todo está blanco. No recuerda nada, ni siquiera el sendero que va
hacía la mansión. Nada. Es como si nunca hubiese puesto un pie en aquel lugar.
La extraña sensación que tiene al
encontrarse con cada miembro de su familia, esa sensación de inseguridad, de
que algo pasaba, incluso se podía percibir en el ambiente. Paredes lisas sin
ningún retrato, muebles sin fotografías que indicaran que hay vivía una
familia, era como si el recuerdo de las personas que habían habitado nunca
hubiese existido. Leyla que ansiaba por recordar a su padre, lo único que podía
hacer era observar el rostro de su tío Henry, intuyendo que era casi la viva
imagen de su difunto padre. Tampoco podía contrastarlo, simplemente tenía que
recordarlo para saber si era cierto o no.
Para no liarme mientras leía el
libro, tuve que hacer un pequeño árbol genealógico de la familia Pemberton. Una vez que lo lees, es fácil de recordar quién
es cada miembro y a que rama de la familia pertenece.
Mientras avanzaba con la lectura,
sentía que Leyla podía confiar en cierta persona, que tenía más conexión y que,
esa relación de antaño volvía a aflorar cada vez que pasaba más tiempo con dicha
persona. Tampoco quiero mencionar quién es y haceros un spoiler, pero perfectamente
se puede ver en las primeras páginas. Esa tensión se siente, se palpa en el
ambiente y, puede ser que os sorprenda o no.
Viejas leyendas acerca de la
familia Pemberton como de la mansión, atemorizan a los habitantes del pueblo.
¿Qué hay de verdad en ellas? Porque todas las leyendas tienen una parte de
verdad.
¿Qué secretos aguarda la familia?
¿Por qué tanto secretismo en referente a Leyla y a su madre? Todos y cada uno
de los habitantes de la mansión como el personal de servicio, ocultan algo pero
¿el qué?. Quieren que se marche Leyla pero ¿por qué? ¿a qué precio? ¿qué verdad
esconden?
La forma en que la autora se
expresa es maravillosa, tiene la facilidad de llevarnos al lugar de los hechos
desde la primera frase, al igual que, sentir y percibir lo que la protagonista
siente. Esa conexión no la encuentro en muchos libros y, el hecho de encontrarla
con Barbara Wood, hace que quiera leer más libros suyos.
Hubo un momento, creo que fue en a
mitad del libro que, por unos instantes, Barbara me recordó a Mary Higgins
Clark. Si bien son muy distintas sus maneras de escribir, había algo que me
recordaba a Mary. Esa manera de jugar con nuestra mente, de hacernos creer
cosas que luego no son o que, lo que creías que iba a pasar, al final, resulta que
pasa, pero de una manera muy distinta.
Quizás hay algo del libro que no
me terminó de convencer y, es el final. Tan solo la última página. Esa manera de
cerrar rápido el libro, de querer acabar pronto y mal. Necesitaba saber más
como se llevaron a cabo esos acontecimientos, saber qué pensaba Leyla y vivir
esas nuevas sensaciones. Solo esto, me dejó un mal sabor de boca.
¡Hola! Acabo de llegar a tu blog y me quedo como seguidora. Espero verte por el mío.
ResponderEliminarEste libro no me llama la atención y por tu reseña lo dejaré pasar.
Un abrazo.
Es un placer leerte.
EliminarEs un libro que hay que saber por donde tomarlo.
Un abrazo. ♡
¡Hola!
ResponderEliminarNo he leído nada de esta autora, la verdad, y me atrae bastante el libro pero es que las tramas de misterio no son mis favoritas, entre eso y ese final que comentas quizá preferiría leer otro libro suyo y no este. ¡Te sigo por aquí!
ExcentriKs- Blog literario
¡Saludos!
Es un placer leerte.
EliminarQué bien que te haya traído el libro ¡es una buena historia! solo que le falla el final, una pena. Aún así, seguiría dándole la oportunidad por lo bien que me hecho pasar, a la vez que, sufrir.
Un abrazo.
♡
Hola!! gracias por pasarte por mi blog y seguirme, yo también ya te sigo, en cuanto al libro, se ve bonito y que lindo que te haya gustado, el árbol genealógico estaba muy interesante, pero nose si me anime a leerlo
ResponderEliminarEs un placer leerte y verte por aquí.
EliminarQuizás ahora no te animes, quizás sea en un futuro o nunca. Cada libro marca cuando tiene que ser leído.
Aún así, te animo a que lo hagas y no dejes pasar esta historia.
Un abrazo.
¡Es un placer leerte!
ResponderEliminarEsta bien que lo hagas, los libros necesitan su tiempo.
Un abrazo. ♡